Y de repente empecé a oir ruidos extraños, como si me hubiesen montado un tablao flamenco en el piso de arriba. Todo mi aura de buenrollismo(si en mi diccionario viene todojunto) se vino abajo. Mis queridas vecinas, esos seres bípedos que respiran porque es automático y no lo tienen que pagar. Son personas con el ritmo circadiano alterado completamente, pueden poner a medianoche música y ponerse a colocar el armario, ¿cómo se yo eso? pues porque se gritan la una a la otra a las tres de la madrugada"tía que haces tía" y la otra responde "pues colocar el armario tía"superando los decibelios de un Boeing 747, todo el barrio sabe que esa chica tiene el armario mejor ordenado de Europa Occidental, toda Europa Occidental lo sabe.

Pues esta mañana tenían la mañana movidita, la que vive encima de mi habitación ha recibido la visita de su novio, con poco cuello él(en bwin hay apuestas para ver si tiene más o menos cociente intelectual que un sacapuntas, he apostado 100€ por el sacapuntas y 20€ a que empatan, que uno también puede equivocarse). Total que han estado dándose amor mutuamente toda la mañana, mis tapones otrora impenetrables(que palabra más mal escogida) eran como simples papelillos de fumar. Decidí huir a una panadrería y encargar el hornazo para la comida del sábado porque como no podía estudiar al menos no me ponían los dientes largos, que jode mucho que te restrieguen así que estás solo.
Total que cuando llegué de la panadería seguían los gemiditos. En mi mente subí las escaleras toqué a su puerta y les tiré con un manojo de billetes diciéndoles con desprecio"id a un hotel, y dejadme estudiar de una puta vez", pero la fantasía duró poco porque también imaginé cómo ella me rompía los dientes(no sabeis bien las espaldas que gasta) y le regalaba un colgante a su novio con ellos. Así que decidí sentarme y respirar hondo, pronto se calmó el asunto y pude proseguir con el film "Todo sobre mi Hipófisis".