R: "¡Y la puerta se abrió sola!"
AC:"Ya pero esque fue porque yo abrí la puerta"
Invierto mi tiempo fatal. Es una conclusión a la que llegué hoy en el bar después del examen. Ah, el examen, un examen dulce, no parecía de medicina, porque te preguntaban cosas que había que saberse y no era un "¿cómo sabes hacer exámenes?" como de costumbre. Una de dos, o te lo sabías o no te lo sabías, no había que buscarle vueltas a las cosas, estaban bastante claras. Me gustó. Aunque el día no fue a mejor. Despues en el bar, llegó el gran momento, me sentado, presidiendo la mesa, en la que todo el mundo hablaba y yo me limitaba a estar. Realmente mi mente estaba trabajando, pensando en cientos de cosas estúpidas de esas que no llevan a ningún lado y que suelo hacer. Pienso demasiado. "Las cosas deberían de ser más fáciles", esa fue la idea que me abrió la puerta a un increíble mundo de dudas existencialoides estúpidas. Y como nadie me daba conversación yo seguía a mi rollo, llegando a conclusiones que no me gustan nada o a conclusiones que si J d´etudiant estuviese aquí habría intentado sacarme de la cabeza desencadenando algo, para bien o para mal, pero algo. Después me entró un malestar tremendo, algo me recorrió desde el estómago a la cabeza dejándome un dolor que ningún gelocatil pudo frenar y que me dejó sin siesta. Más tiempo perdido. Así, con esa cara de demacrado que tenía y esa imposibilidad para dejar de darle vueltas a todo, llegaron las siete de la tarde. Me fui al entrenamiento voluntario...tan voluntario que éramos ocho. Decidimos ir al gimnasio del campo. Nunca voy al gimnasio, los odio. Tan repetitivos y rutinarios, como las instrucciones de un champú, frotar, aclarar y repetir...siempre repetir. Horrible pérdida de tiempo. Por lo menos durante ese rato no pensé en el tema estrella sino en que odio los gimnasios. Hice poco, prefiero hacer abdominales a pares en casa o flexiones de las clásicas, que máquinas de esas. Más pérdida de tiempo. El final del día...perder el tiempo y la paciencia y el amor propio y la autoestima y...tantas cosas que es estúpido ponerse a repasarlas. Las personas a las que quieres o que se supone que te quieren, son las responsables del 99% de nuestros dolores de cabeza. Hay días en los que me gustaría ser un náufrago. Una vez me dijeron que era emocionalmente Robinson Crusoe, todo el mundo sabe que ha sido de mí, que es de mí, cómo voy a reaccionar, pero que sigo en mi isla, bajo mis reglas, y si me sacan de ella, no hago más que añorar mi isla. El día ha sido horrible, uno de los peores de mi vida. Quizás la almohada sea el remedio a este día tan horrible. Y no una pérdida de tiempo
1613. Lingam
Hace 3 meses