domingo, 15 de marzo de 2009

MI ATAQUE DE ADOLESCENCIA AGUDA

Dreidberg:"¿Qué ha pasado con el sueño americano?"

Ed Blake:"Que se ha cumplido, lo tienes delante"


Los últimos tiempos me siento un poco lejos de casi todo, quizás será porque no veo a los de siempre en clase, porque ya casi no tenemos clase. Una simple hora a las ocho de la mañana, un breve café que no siempre tomamos y a casa a estudiar el examen que toque. Poca actividad más allá. El fín de semana todo se vuelve un poco más desordenado y frenético, se aprovechan como si mañana no existiera, como si cada trago, cada mirada fugaz, cada chiste fuesen los últimos. Siento un ataque de adolescencia aguda. Es como si la madurez me persiguiese y yo tratase de ser más rápido, como si tratase de escapar a lo inevitable. Sólo hay que ver mi escritorio, desordenado, con libros de Paul Auster mezclados con sobres de cuerdas de guitarra. Sólo hay que ver los programas instalados en mi ordenador, "Half-Life" y "Metal Gear Solid 2". Sólo hay que escuchar mi MP3, Marea, Sum-41 y Reincidentes. Sólo hay que ver las últimas películas que he visto "1997:Escape from New York", "Alien", "Beautiful Girls".

Todo lo que viene después de ahora, es un salto al vacío del futuro. Sí, sé que no soy el primero que coge el tren hacia la vida adulta, pero sí soy el primero que coge mi tren a la madurez. Y como me pasó en segundo de bachillerato y cuando dejé el colegio, tiendo a distanciarme de la gente que no va a subir a mi mismo tren, con una diferencia, esta vez no quiero distanciarme de algunos de ellos. Este año próximo será un poquito más duro, sin gente importante para mí, quizás por ello haya empezado una inconsciente pretemporada, para que los adioses escuezan menos, para sentirme "acorazado como un callo" y así sentirme independiente, como siempre me he sentido.

Esta semana, además, he revivido alguna sensación vieja. Alguna agradable, y otras que os harían enfureceros y volveros verdes. Las personas no cambiamos de la noche a la mañana, y algunos no podemos dejar de hacer prevalecer el principo de justicia por encima de otros. Hay injusticias pequeñitas, de las que no tienen mayor trascendencia, esas que sumadas hacen a uno sentir que vive en un gran edificio de hormigón sostenido con cimientos de gelatina. Hay hechos que por mucho que tratemos de dejar cubrir por el polvo, antes o después saltan del baúl del inconsciente a la claridad más cristalina. Aquellos que creen ser poseedores de las leyes de la física, únicos con derecho a hacer variar la constante de Cavendish para atraer todo a su radio, merecedores de la belleza de las supernovas y el calor de los sistemas solares. Pero me siento tranquilo, siempre serán infelices, siempre serán incapaces de disfrutar de la simple brisa del monte sentados en la pared de un huerto, de una cerveza con aquellos que merecen ser llamados hermanos, de temblar con una remontada épica en un partido que daban por perdido antes de que empezara, de celebrar una derrota porque les ha enseñado cómo levantarse. Siempre estarán incómodos, tratando de demostrar lo que creen que valen mientras los demás disfrutamos de las sonrisas que se escapan, de las imperfecciones de los cuerpos, del fondo de los vasos, de reirnos de todo de llorar por nada.

Y hoy tengo agujetas en la barriga de reirme, la garganta afectada de volver a tocar y a cantar desde un sofá, y una leve resaca que me martillea la cabeza mientras diferencio entre escama y costra. Agujetas que enseñan la virtud de la sencillez, la bondad de lo natural, de lo no forzado. Garganta rota que recuerda que los grandes escenarios nunca llegarán a ser tan grandes como el salón de la casa de tu mejor amigo con un público que no afila cuchillos sino que aguza el oído para empaparse de torpes estrofas. Resaca que demuestra que la amistad no es tiempo invertido, sino sentirlo y demostrarlo a cada palmo de vida recorrido.

No hacen falta superpoderes cuando estás rodeado de superhéroes.

10 comentarios:

Mj dijo...

Qué quieres que te diga. Tengo (casi) 26 años y me veo totalmente identificada en lo que acabas de escribir. Sobre todo en la última, enorme, frase.


Un beso, de adolescente a adolescente.

W. dijo...

Pues pues pues...

puedes parecer uno de ellos pero nunca formar parte de ellos. La vida, como venga, no?

Mira que es fea la Derma, oye

Abrazo

W. dijo...
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W. dijo...
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W. dijo...
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Anónimo dijo...

Si W,con el primer comentario ya nos habias convencido...

hamlet dijo...

Ya has cogido el tren. Puede esté arrancando y vaya despacito, pero ya has partido hacia la madurez, tus palabras lo demuestran. Jo, y yo tengo 31 ;)

salu2

Anónimo dijo...

gracias por abrirnos los ojos.

Zitrone dijo...

Una de tus mejores entradas. Espero haber colaborado, aunque fuese un poquito, en esas agujetas risiles.
Besicos de limón

W. dijo...
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