MI LARGO, LAAARGO DÍA

Ayer el día comenzó a las ocho de la mañana no pudiendo dormir más porque no recordaba de qué carajo iba la escala de Katz y terminó con un colacao calentito a eso de las 7 de la mañana del día siguiente solo en casa y planteándome muchas cuestiones de esas que tienen respuesta a largo plazo y que no dependen directamente de tí. La verdad es que si contase todo lo que hice ayer no tendría espacio en todo el blog y os harían falta otras 23 horas sin parar de leer para poderos enterar de todo lo que me pasó y de todo lo que se me pasó por la cabeza. Nunca pensé en mi vida que 23 horas sin parar diesen para tanto, pero en esas horas cabe desde un partido de rugby con victoria apabullante en la que el el partido termina suspendido por falta de jugadores en el equipo rival hasta un examen del que no tenía ni idea y pude sacarle mucho jugo a los pocos conocimientos que había metido a palanca en mi cabeza.

Anoche alguien comentaba que el saber sí ocupa lugar, y debe de ser cierto porque, acabada la tanda de exámenes oficiales, me duele el cuello horrores. Aunque también puede ser por el partido de ayer, yo qué sé. Lo que sí sé es que estoy cansado y he cancelado todo lo que atañía a mi vida social por hoy porque mi cuerpo no da para más, y que conste que ayer no bebí hasta caer al suelo, es más casi ni bebí. Aunque sí reí mucho a pesar de que la noche no discurriese por los cauces que a mí me hubiese gustado que discurriese, o de que no acabase como llevaba acabando en mi cabeza toda la semana. En esta vida no se puede pretender que todo ocurra demasiado deprisa, todo tiene sus tiempos y hay que respetarlos.

Para terminar esta entrada vacía de lucidez y llena de cansancio y reflexión del día siguiente me encantaría poder daros la mejor noticia que me han dado en toda mi vida y que me hace un poquito más viejo, pero hasta que no tenga permiso para ello no podré gritarlo a los cuatro vientos, aunque algunos de vosotros ya lo sepáis...