jueves, 4 de diciembre de 2008

MI I-CHING

Vitote:"Perdone, ¿cuánto cuesta el tomo de "Watchmen" del escaparate?"

Comiquista:"¿Tomo de que?"

Vitote:"Watchmen, el de Alan Moore"

Comiquista:"Ahh, que quiere comprar, no, yo soy el primo del jefe que me ha dicho que vigile un momento"

Vitote:"Veo que eres un gran vigilante"

Comiquista:"Sí, colega"


Al final no lo compré, podría haberle engañado y habérmelo llevado por cuatro duros, pero después me dí cuenta de que se daría cuenta de que ya no existen las pesetas... ¿o tampoco?. Leí "Watchmen" por primera vez con 17 años y para mí se convirtió en una guía, en el "I-Ching" de los defectos humanos. Cada personaje presenta un trastorno de la personalidad, más allá de eso de ponerse máscara y combatir el crimen. Por tanto, no te sientes identificado con las virtudes o valores de los "héroes" como con otros cómics, te sientes atraído por desentrañar sus miserias, sus vilezas, sus carencias y su vacío interior, a fin de explicarte por qué cada uno de ellos lucha contra el crimen, indagar y descubrir qué hay detrás de la máscara, ¿una persona ejemplar con ideales?¿o un psicópata que ha elegido por casualidad el lado de "los buenos"?. A la gente se le aprecia por sus virtudes, pero se la quiere por sus defectos.

Nunca terminas de querer a alguien, no te termina de gustar alguien, hasta que no sabes convivir, o apreciar mínimamente sus defectos. Y ya no me refiero a manías como la dichosa tapa del wáter, o dormir con la luz encendida, o pelar la mandarina hasta la pulpa. Me refiero a asignaturas troncales de la personalidad. En ocasiones nos vemos cegados por el turbio y fino manto del alcohol, otras la enajenación es eso que algunos llaman "amor", y otras es la necesidad o la sensación de soledad. En esas ocasiones, nos dejamos llevar por los encantos de alguien concreto, quedamos embriagados de su este o de su aquel. No atendemos a razones y nos dejamos llevar por una espiral( no, esa espiral no, otra, más insana incluso) de ilusiones y castillos en el aire. Somos débiles cuando caemos en la espiral, nos convertimos en torpes lemúridos con un colocón de gusanos venenosos. Incapaces de saltar de un árbol a otro y con las pupilas dilatadas como dos pozos negros. Y ahí es donde vamos a parar, a un pozo negro, a un zulo en el que solo vemos lo que nuestra/o captora/o, nos quiere mostrar. Yo he vivido en alguno que otro de esos zulos, agustito, comiendo lo poco que me daban y dando las gracias cobardemente, con un síndrome de Estocolmo de libro.



De repente llega un día en que sin saber por qué, los defectos salen a flote. Siempre han estado ahí, ella/o nunca ha cambiado/a, siempre ha sido la misma persona, sigue teniendo sus mismas virtudes, esas que tanto te atraían, pero ahora de repente ¡zasca!, te das cuenta de que no cocina tan bien, de que no es tan elocuente como dice ser, de que puede resultar pedante, o que puede parecer de lo más cateto. Habla demasiado, o demasiado poco, tiene un espacio impenetrable a su alrededor o es una persona demasiado abierta. Entonces es cuando Silk Spectre ya no es una ágil y fuerte heroína, sino una pija caprichosa. Y Búho Nocturno II es un incapaz que no ha crecido y sólo quiere jugar con sus juguetitos, encerrado en su sótano. El Dr Manhattan deja de ser "La Bomba H humana", para ser un pobre diablo que se siente vacío y no le encuentra explicación a la vida. Entonces, los héroes y las heroínas muestran su verdadera cara, la de los gestos repulsivos y la de las cicatrices. Otros, bajo la máscara ocultan un miedo feroz a la realidad. De repente sólo ves defectos, de repente parece como si se hubiese abierto la veda. Ella/o ya no es tan inteligente, o tan agradable, o tan cultivada/o. Ahora te parece lenta/o, un peñazo de tía, repetitivamente cansina, más que cultivada, abonada. La puerta está abierta y los defectos van entrando en la sala. Algunos son sobrellevables, algunos se pueden soportar o incluso puedes acabar amoldándote a ellos. Otros, empiezan a alejarte de esa persona, empieza a ser repulsiva bajo su impoluta máscara como Rorscharch.

Y ya no puedes beber los vientos por ella, y ya la princesa es algo más burda de lo que a ella le gustaría ser. Los mitos se derrumban y el Madrid ficha jugadores lesionados, son realidades de la vida con las que hay que aprender a convivir. Tus errores se empiezan a convertir en aciertos, y lo que era pura injusticia kármica por algo que hiciste en tu otra vida, cuando eras oso pardo( ¿he hablado alguna vez de mi adicción al salmón?), se torna puritita justicia divina, protección de tu ángel de la guarda, ese que vela por tí hasta en el cuarto de baño. Ese al que hace un mes amenazaste con pegarle una paliza por lo mal que estaba haciendo su trabajo. Somos veletas, todos, sin excepción.

Poco a poco vas recuperando tus viejas rutinas y esperando estar más fino pillando los faroles en la próxima partida, o incluso decides jugar un tiempo partidas pequeñas, nada de torneos. Vas perdiendo preocupaciones y grilletes y te vas convirtiendo en eso que nunca debiste dejar de ser, tu propio héroe.

NOTA: Este no es el postteoría, es una excusa para ponerme pesao con "Watchmen" y colaros un video de Muse.

9 comentarios:

Wed* dijo...

Lo de que el Madrid fiche a jugadores lesionados, es tambié una adicción, lo tengo comprobado...
Un beso

Nebulina dijo...

Somos débiles cuando caemos en la espiral, nos convertimos en torpes lemúridos con un colocón de gusanos venenosos. Incapaces de saltar de un árbol a otro y con las pupilas dilatadas como dos pozos negros. Y ahí es donde vamos a parar, a un pozo negro, a un zulo en el que solo vemos lo que nuestra/o captora/o, nos quiere mostrar. Yo he vivido en alguno que otro de esos zulos, agustito, comiendo lo poco que me daban y dando las gracias cobardemente, con un síndrome de Estocolmo de libro.

Últimamente me tocas la fibra...será que quizá estamos en situaciones parecidas...
Un besazo!!

Mj dijo...

Pero ese momento. Ése en el que los defectos son también virtudes que te impiden hasta comer. Ése síndrome de Estocolmo que te arrastra a ver sus ojos hasta en los posos del café, ése hace que todo lo demás valga la pena. Auqnue después todo se acabe. Como dice un calvo por ahí, una vez, fuimos eternos.



Y, oye, que si quieres poner Muse, tú ponlo que dudo que nadie se queje y, personalmente, yo lo agradezco :)

Vitote dijo...

Wednesday:Yo siempre quise ser como Woodgate.

Nebulina:Lo dicho, ea ea, ea ea.

MJ:El calvo es un grande, le veré en enero.Y ese momento no merece tanto la pena, no merece la pena ser esclavo del concepto de una persona. Seguiré poniendo Muse.

A cuidarse

W. dijo...

Sabia que irias a ver al calvo en Enero...jejejjejeje


Que yo soy de los que se enamoran facilmente y al final la princesita azul destiñe o se va con el malote de la peli o algo similar. Se repite, siempre, y cansa. Creeme si te digo que te entiendo, si. Pero nos irá bien. Tu tranquilo

carmncitta dijo...

yo por eso soy burda, cateta, pedante, desagradable y peñazo desde el principio, así evitamos las sorpresas de última hora, jajajajajaja

Me ha gustado mucho la canción, eh? gracias por 'colarla'.

Vitote dijo...

W: La última vez que ví al calvo, tenía pelo y fue gratis. Claro que nos irá bien, nos irá cojonudo, ellas son balas que vamos esquivando.

Carmncitta:Así me gusta, con las miserias por delante, como debería de ser "Hola, soy XXXX y aunque no te des cuenta, canto Joselito en la ducha".La canción es genial, MUSE son dioses.

A cuidarse

Mj dijo...

La generación del 85 carece de romanticismo, ea, ya lo he dicho.

hamlet dijo...

Bueno, pues ciertos individuos de ciertas generaciones anteriores pecan de exceso de romanticismo. Y eso puede ser mucho mucho más peligroso.
Gran post, Vitote, gran post... qué bien describes la forma que tenemos algunos de enamorarnos de la idea de una persona casi más que de la persona...