MI MANICOMIO

"Te iré a ver un día de estos a ese sitio tan bonito de las paredes acolchadas, sí, ese en el que te dan todas esas pastillitas que te hacen sentir tan bien". No iba desencaminada, estoy como una puñetera chota, sobretodo cuando hablo sin pensar. Cuando algo no me importa soy certero cual Nowitzki desde 6,25 pero cuando llega la hora de la verdad me lío con la pelota entre las piernas, me caigo y doy trompicones. Todos saben que voy a caer y que soy tan despistado que se me olvidó colocar la red. En fin, uno que ya se conoce y comprende tanto sus errores que no les da importancia.

Allí estaba en medio de todos, con mis agujetas como puñales de ácido láctico clavándose en mis piernas a cada movimiento, sin capacidad para maniobrar. Todo lo que salía de mi boca eran palabrejas y mis ojos trataban de buscarla mientras huía lejos de mí poco a poco. Volvía a los sitios familiares, a las sonrisas que me suelen sacar alas para cargar mi barrita de poder. Yo sólo tengo la estúpida habilidad de contar historias estúpidas y hacer chistes estúpidos, normal que me mires como a un estúpido y yo a tí con ansia. "Ya estoy curado", repetía una y otra vez para ver si conseguía que se hiciese realidad, y sólo era capaz de cambiar de canal. P me bajaba a la Tierra, pero yo no necesitaba eso, necesitaba...no lo sé, pero no era bajar a la Tierra precisamente. No me hubiese venido nada mal un placaje de Muliaina, de esos que te dejan sin respiración y te hacen apreciar que sigues vivo. Divago y divagaba, sorbía de mi litro y seguía clavando mi bandera en la patria de los idiotas, ahondando en mi crapulencia, ganando las elecciones a "tonto del bote". Hace unos meses, casi un año, comentaba que si le parecía un idiota o le caía mal para poder borrarla de "mi lista de derrotas pendientes"(honor a las noches de verano), las respuestas condescendientes me ayudaron a darme la razón, pero cada vez que le saco una sonrisa para que después me señale con el dedo es como si me sacasen el corazón del pecho y me lo volviesen a colocar en su sitio, peor que el tabaco, me costó menos dejarlo. "Tu ya sabias que yo era un poco borracho...y que tocando era feliz", a veces a los mp3 no les falta razón, "buenas noches H hasta pronto", "J te veré antes de irte", "Vitote no tienes remedio" trataba de decirme mientras tropezaba hacia casa.