domingo, 19 de octubre de 2008

MI EDREDÓN

R:"¿Cuántas vas a querer?"

Vitote:"Dos, no cuatro, no, dame seis, total, me las iba a beber de todas formas"


Lo sé, últimamente no estoy en mis mejores días. Estoy perdido y descentrado, cansado y despistado. Trato de mantenerme a flote, hago lo que puedo, pero cada día es más difícil. Ésto me está comiendo por dentro poco a poco, pero mientras pueda mantener mis cimientos e ignorar lo idiota que soy lo suficiente como para ser ese estúpido Vitote incapaz de decir una frase sin meter un chiste malo de por medio, todo irá bien. Mientras pueda seguir ignorando mis problemas, seguiré vivo. Y no son problemas, porque problema es no tener para comer o haber perdido el rumbo de tu vida o que una multinacional embargue tu casa o el orfanato de al lado. Mis problemas se pasan con un poco de alcohol en vena, con un partido de rugby, o con una tarde debajo de mi edredón convenciéndome a mí mismo de que todo acabará volviendo a funcionar, que esta crisis sí que es coyuntural y que la culpa no es mía. Porque la culpa no es mía, simplemente equivoco mis elecciones, soy como ese Peter Parker que dejó escapar al tipo que después mató a su tío Ben y luego se pasa el resto de sus días fustigándose. Simplemente equivoco las señales de la pantalla de mi sónar y acabo encallando el submarino en alguna falla oceánica perdida de la mano de Dios. Y desde ahí abajo espero a que pase algo, o simplemente dejo que el oxígeno se vaya agotando. Quizás deba quemar el edredón, o lanzarlo por la ventana, porque no me ayuda a sacar mi "Octubre Rojo" de la falla. Quizás necesite comprarme un sónar nuevo, o dejar todo este rollo de los submarinos de una maldita vez.

Los fines de semana sin rugby son distintos. El sábado sin partido es un día extraño. Hacía mucho tiempo que no me sentaba a leer una novela un sábado por la tarde, y con Candela detenida en la facultad por la basura de actuación que hicimos el otro día, no puedo invertir el tiempo en tocar ni en componer nada nuevo que me ayude o que, al menos, me desahogue. No tengo que levantarme pronto para hacer una bolsa de viaje llena de tensoplast, protecciones y polos de rugby por si hace frío en el calentamiento. Y sobretodo no tengo esa sensación de formar parte de algo grande. Me limito a limpiar mi habitación y el salón de casa mientras canto con "Grank" Sinatra "Moonriver" o "My way", hago el canelo con la mopa y maldigo el ruido que hace el aspirador. La tarde se hace larga, porque no me apetece estudiar, es más me parece desmedido y exagerado ponerme a estudiar. Pero acabo cayendo y leo algo de Oncología ya que ahora estoy haciendo las prácticas en dicho servicio( la semana que viene os hablaré de ello, con más tranquilidad). No hay tercer tiempo cerveceado y dejándome la garganta, no me encuentro entre la foto oficial de esta temporada, no salgo por la noche con mis compañeros a revolucionar la noche( básicamente porque tenía que vender entradas, oootra vez) y nadie me pide que imite a nadie. Me convierto en un ciudadano más que respira y lee el periódico empezando por el chiste de la primera página.

Me he convertido en un cualquiera con problemas artificiales, pero todo eso va a cambiar, a la mierda el edredón, a la mierda la cama dominguera que te atrapa y apaga, a la mierda los quejicas merengues y a la mierda los errores de las tandas de penalties.

3 comentarios:

Nebulina dijo...

Me estoy desconectando del mundo..también ando perdida y el tiempo falla. ASí que te comento todo por aquí. Parece que el frío nos va afectando mal a todos..no sé, casualidades supongo.
San Lucas...nos lo van apagando poquito a poco, entre los periodistas y los decanos :S
En fin, un besazo! que es muy tarde y no controlo bien...

Wed* dijo...

Sabes quien fue una que le aconsejo ese collar de perro a PB???? Aqui la menda!!!

(Chinos de azafranal, por si quieres uno)

Neus dijo...

Te entiendo tantísimo... Yo no tengo tiempo para el basket este año, y ese pertenecer a un todo se echa de menos enormemente.

Espero que encuentres algo que te llene igual que el rugby, o que puedas volver a él. Hay sentimientos a los que no puede acostumbrarse uno.